El genoma de los procarionte consiste en una sola molécula circular de DNA: el cromosoma bacteriano.
Las regiones que codifican poli péptidos con
funciones relacionadas suelen encontrarse juntas formando grupos funcionales
llamados cistrones, que se transcriben en una sola molécula de mRNA policistrónico.
Los procariontes también suelen tener plásmidos,
pequeñas moléculas circulares de DNA que se replican en forma autónoma.
La
regulación de la síntesis de proteínas ocurre a nivel de la transcripción y es una consecuencia de la interacción entre el
ambiente químico de la bacteria y proteínas codificadas por genes reguladores.
Estas proteínas pueden funcionar como controles negativos, reprimiendo la
transcripción del mRNA, o como controles positivos, intensificándola.
La regulación de las bacterias esta
controlada por operones.
Los operones están formados por un promotor, un operador y un cistrón. La transcripción del cistrón depende de una proteína represora que se une al operador.
Esta acción obstruye al promotor, lo cual impide la transcripción. La capacidad
del represor para unirse al operador depende de
una molécula efectora. Según el tipo de operón, la molécula efectora activa o inactiva al
represor.
El primer operón
descrito fue el operón de la lactosa en Escherichia
coli por F. Jacob, D. Perrin, C. Sánchez y J. Monod, publicado en la revista "Comptes rendus hebdomadaires des séances de l'Académie des
sciences" en 1960.1 En parte gracias a estos trabajos
sobre regulación génica, Jacob y Monod fueron galardonados con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1965 junto con André Lwoff.
La bacteria Escherichia coli presenta enzimas inducibles, que son sintetizadas cuando hacen falta y en respuesta a estímulos ambientales. También posee enzimas reprimibles, cuya síntesis se interrumpe ante la presencia de los productos de las reacciones que catalizan.
BIBLIOGRAFIA
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